El Cabildo y las agrupaciones de cazadores han firmado una tregua después de años de conflicto. Del enfrentamiento pasan a la colaboración, pero una asociación sigue con la escopeta cargada
JESÚS MONTESDEOCA La batalla entre el Cabildo y las asociaciones de cazadores por el control de la actividad cinegética provocó varios plantes de los deportistas, primero con los gobiernos del PP de María Eugenia Márquez y José Manuel Soria, y después con el socialista José Miguel Pérez. Finalmente, el Cabildo asumió la gestión de la caza controlada mediante un Plan Insular, que empieza a desarrollar ahora la Consejería de Medio Ambiente que dirige María del Mar Arévalo. En la última reunión del Consejo Insular de Caza, celebrada el pasado 29 de marzo, se alcanzó un acuerdo respecto a las actuaciones cinegéticas de 2012, por el que se pasa del enfrentamiento a la cooperación. Por ejemplo, el plan de siembra de especies forrajeras se realizará a través de las sociedades colaboradores, que conocen mejor que nadie las zonas apropiadas. Lo mismo ocurrirá con la repoblación del conejo y la perdiz. Sin embargo, no todos los cazadores han sido invitados. La Asociación Canaria de Entidades de Caza (ACEC), ha denunciado su exclusión de la última reunión por parte de la Consejería de Medio Ambiente, cuando le había prometido que podía asistir como oyente junto a los representantes de las asociaciones de cazadores, ecologistas, agricultores, ganaderos y titulares de cotos privados. La ACEC lamenta que el Cabildo no haya creado los estatutos de estas agrupaciones y presentó una propuesta con el fin de que los cazadores, por la licencia de caza que ostentan, puedan elegir en libertad a sus interlocutores ante la administración. A su juicio, los representantes de las sociedades de cazadores fueron reelegidos recientemente de forma irregular. "Se ha pasado una vez más a una etapa de poca transparencia", señaló ACEC.http://www.laprovincia.es/gran-canaria/2012/04/08/tregua-escopetas/450242.htmlDe esto se deduce que el Cabildo quiere enmendar años de desidia y descontrol de la gestión de la Caza en Gran Canaria, solo esperamos que la transparencia y colaboración por parte de todos sea seña de identidad, ya que en estos años el interés de unos era la desgracia de otros.
Por el bien de la Caza, el sentido común y el trabajo unidos sea el único camino para recuperar esta tradición al sitio donde se merece.